Por Manuel Sena
EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. – En el corazón de Santo Domingo nació un 15 de noviembre de 1836, José Rufino Reyes Siancas mejor conocido como José Reyes, el músico y compositor dominicano que legó al país una de sus piezas más emblemáticas: la música del himno nacional.
Su vida, marcada por la disciplina artística y un profundo sentido patriótico, continúa resonando en cada acto cívico y en la memoria histórica del pueblo dominicano.
Reyes se formó en un contexto de grandes tensiones políticas y sociales. Desde muy joven mostró habilidades excepcionales para la música; tenía solo 8 años cuando se proclamó la Independencia en 1844. Poco después, el ambiente de luchas lo llevó a enrolarse como soldado.
Siendo soldado regular del Ejército, estudió música con el director de la banda militar, Juan Bautista Alfonseca, con quien aprendió a tocar varios instrumentos musicales, aunque se destacó especialmente en el violonchelo.
Su vocación de compositor emotivo no tardó en manifestarse y su talento lo posicionó rápidamente como una figura respetada en los círculos culturales de la época.
Sin embargo, su mayor aporte llegaría décadas después, cuando en 1883 fue escogido para musicalizar los versos de Emilio Prud’Homme. La tarea no solo exigía maestría técnica, sino también una profunda sensibilidad nacionalista, pues debía capturar en notas la historia, el sacrificio y el espíritu de un pueblo que buscaba reafirmar su identidad. El resultado fue una pieza solemne, vibrante y profundamente emotiva, que con el tiempo se convertiría en símbolo patriótico y en una de las composiciones más reconocidas del Caribe.
A pesar de que gran parte de su obra se ha perdido, su legado se mantiene vivo. La música del himno nacional no solo acompaña ceremonias oficiales, sino que sirve como recordatorio de unidad y resistencia en momentos de dificultad.
A lo largo de la historia, José Reyes ha sido ejemplo del artista comprometido con su tiempo, capaz de transformar la cultura y elevar el sentimiento colectivo del país.
José Reyes falleció sin imaginar la magnitud del impacto de su creación. No obstante, cada 27 de febrero, cada izamiento de bandera y cada escuela que entona el himno reafirman su papel como uno de los pilares de la identidad dominicana. Su vida y su obra continúan inspirando a nuevas generaciones de músicos y ciudadanos que encuentran en sus notas una forma de entender y honrar la nación.
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