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Presidente Grupo SIN destaca legado de René Fortunato


SANTO DOMINGO.- El presidente del Grupo SIN, Fernando Hasbún, participó el día de hoy con la lectura del panegírico en las honras fúnebres del cineasta y periodista René Fortunato.

Hasbún destacó las virtudes, vida y trabajo de Fortunato, quien dejó un legado histórico para la República Dominicana en cada trabajo que realizó.

René Fortunato falleció la madrugada de este sábado, a los 67 años en el Centro de Diagnóstico y Medicina Avanzada (CEDIMAT), tras varios años de lucha contra el cáncer.

A continuación, el texto del paregírico íntegro del señor Fernando Hasbún a René Fortunato:

René Fortunato fue, desde mi adolescencia, una figura fundamental en mi vida. Nos conocimos en tiempos de sueños grandes y recursos escasos. Compartimos ilusiones, largas conversaciones y también muchas precariedades… Aún tengo grabado cómo dividíamos un pan con mayonesa o unos «friquitaquis».

Esos pequeños gestos de complicidad, de amistad pura, se quedaron con nosotros para siempre.
Discutíamos, peleábamos, sí… más veces de las que puedo contar. Pero nunca dudamos de nuestro amor fraternal; teníamos esa clase de hermandad rara de años que sobrevivía a todo, incluso a nuestras propias diferencias.

Y desde esos años, René ya mostraba una claridad de pensamiento, una firmeza en sus ideales y una pasión por la verdad que lo hacían diferente.

Fue un ejemplo constante para mí. Dedicó su vida a una causa superior: rescatar, conservar y dignificar la historia dominicana. Su herramienta fue el cine documental, y con ella construyó una obra VALIENTE, rigurosa y profundamente comprometida.

A través de sus documentales narró los capítulos más complejos y decisivos de nuestra historia republicana.

Dio rostro a los protagonistas del poder, pero también VOZ a los que fueron SILENCIADOS. Lo hizo con profundidad, con honestidad, y con un amor profundo por esta PATRIA.

Pero René no fue solo el cineasta brillante. Fue también, en lo personal, un amigo, un consejero, un protector. En momentos clave de mi vida, sus palabras fueron guía, una especie de faro. Fue pieza fundamental en mi decisión de regresar al país: me animó, me estimuló, me hizo ver que
volver también era una forma de compromiso con lo nuestro.

Su trabajo no conoció fronteras. Su cine recorrió America, Europa y Asia. Fue reconocido una y otra vez con importantes galardones nacionales e internacionales, pero su mayor premio fue el impacto que causó en miles de dominicanos que, gracias a su obra, comenzaron a entender mejor su país.

Y hoy, mientras lo despedimos físicamente, René sigue vivo entre nosotros. Su última obra, El Triunfo de la Democracia, está actualmente en cartelera en los cines del país. Como si el destino mismo se encargara de recordarnos que su voz no se ha apagado. Que sigue hablándonos. Que sigue enseñándonos. René está vivo en la memoria histórica de este pueblo que tanto admiró y tanto amó.

Siempre dijo, que iba a morir con las botas puestas, Y así fue. Trabajando hasta el final. Fiel a su vocación, integro, como siempre lo conocimos.

Nos deja un gran legado, una esposa ejemplar Maty, su compañera de vida que luchó a su lado hasta el último aliento, fue sostén en los momentos difíciles, su aliada incansable, su amor firme y silencioso. En los días más duro de su enfermedad, cuando su cuerpo se apagaba pero la dignidad seguía intacta, Maty estuvo ahí, y con ella también sus dos hijos, René Alejandro y Diego, a quienes Rene amó profundamente. A ellos les extendemos nuestro abrazo más sincero, junto con nuestra.

SOLIDARIDAD ETERNA.

Queremos también agradecer, de todo corazón, a Nexi de León a Nelson Morrison, a las hnas. de Matty, Anni, Rosy a las hnas. De Rene Sandra y a Lourdes, que estuvieron siempre presentes, apoyando, acompañando y sosteniendo.

Hoy despedimos a un patriota silencioso, a un maestro de la verdad, a un dominicano imprescindible. Su legado quedará por siempre entre nosotros. Porque cuando un hombre consagra su vida a la memoria de su país, su presencia no muere: se multiplica.

No perdono a la muerte enamorada… no perdono a la vida ni a la nada.

Gracias, René, por tanto. Hasta siempre.



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