EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. – La de República Dominicana es la primera de América. Desde sus inicios, las bienales han sido el principal espacio para la exposición, la reflexión y el fomento de las artes visuales. ¿Por qué las quejas?
Las Bienales de Artes Visuales de Santo Domingo son un acontecimiento fundamental de la cultura dominicana y un espacio de vital importancia para la creación, exhibición, promoción y reflexión del arte en la República Dominicana.
Estas características las hacen dignas de ser visitadas masivamente por el público en general con el fin de aprender, ilustrarse y afinar la visión crítica del arte, sobre todo del actual, el contemporáneo.

Las Bienales de Artes Visuales han sido la mayor plataforma del arte, en especial para el legado joven, y una fuente constante, en casi toda su historia reciente, de quejas y cuestionamientos estéticos y organizativos. Las quejas sobre bienales y concursos no son fenómenos aislados.
La historia
La primera Bienal Nacional de Artes Visuales en Santo Domingo, República Dominicana, se realizó en 1942, impulsada por Rafael Díaz Niese, egresado de Arte de la Universidad de la Sorbona, quien convenció al dictador Trujillo de su importancia. Para entonces fue presentada como una «Exposición de Bellas Artes» en el Palacio Nacional, con obras de 13 artistas y se exhibieron 140 obras, entre esculturas, pinturas, dibujos y caricaturas.
La de República Dominicana es la primera de América. Desde sus inicios, las bienales han sido el principal espacio para la exposición, la reflexión y el fomento de las artes visuales en el país, evolucionando para abrazar tendencias vanguardistas, así como abordar temas sociales y ambientales.

Al revisar archivos, revistas y documentos, no se tiene claro quiénes ganaron las primeras versiones de las bienales de antaño, excepto:
-Clara Ledesma obtuvo en la VI Bienal (1954) el Primer Premio de Dibujo con la obra Retrato; luego consiguió el Primer Premio de Pintura en la VII Bienal (1956) y de nuevo en la VIII Bienal (1958).
-Antonio Prats Ventós ganó el Segundo Premio de Escultura en la III Bienal (1946), y de nuevo el Segundo Premio (con obra en alabastro) en la IV Bienal (1948). Este punto debe ser objeto de investigación por parte de críticos y curadores.
Dice el Museo de Arte de Latinoamérica que:
«Desde su fundación entonces, la Bienal de Santo Domingo se estableció como la máxima plataforma nacional para las artes plásticas, contribuyendo decisivamente a la institucionalización del arte dominicano». A lo largo de su trayectoria, ha sido el medio más importante para la promoción, valoración y visibilidad del arte contemporáneo dominicano, fortaleciendo el sistema institucional del arte en el país».
La Bienal ha servido no solo como exposición, sino como un espacio de diálogo generacional y reflexión estética, generando encuentros, teoría crítica y debates.
La Bienal hoy
En la edición de 2025, abierta al público hasta el 17 de diciembre en el Museo de Arte Moderno, —tras visitarla como simple espectador del arte— concluimos que se trata de la exposición más amplia, diversa y formidable de artes visuales montada en el país, con 207 obras, de las cuales 67 son pintura, 29 fotografía, 32 instalaciones, 21 dibujos, 32 en obra gráfica, 10 en presentaciones de arte (performances), 3 en cerámica, 9 esculturas, 9 videos y 19 en otros medios (medios inclasificables por vanguardismo o ignorancia nuestra).
El Gran Premio, incuestionable, ha sido la pintura Ritual de Sanación de Lucía Méndez Rivas, que logra una onírica odisea visual del reencuentro humano, de conexión emotiva, con una expresividad tan firme y sostenidamente ondulante. Ese premio galardona la Bienal y no al revés, y entrega un laudo a un género esencial, la pintura, que había sido injustificadamente desplazado por las modernidades digitales, no casualmente criticadas con justicia anteriormente.
En cambio, se ha comentado mucho más que el Gran Premio, el galardón a una obra titulada «Lo que se saca de raíz vuelve a crecer» de David Pérez Karmadavis, que es una palma en su tarro, lo cual ha generado un debate sobre estética, biología, contemporaneidad, paradoja y legitimaciones.
Es complejo el tema porque el planteamiento interpretativo apela al simbolismo que une la palma (La palmita) con el autoritarismo, la historia, Trujillo, la vigencia del trujillismo hoy; dio y puede haber explicaciones que ha tomado en cuenta el jurado. Pero no deja de ser una planta en un tarro, que viola las bases sobre las condiciones de las propuestas.
El veredicto del jurado (Raúl Morilla, Lillian Carrasco y Hiromi Shiba) lo justifica con estas palabras:
«Premio igualitario a una escultura que interpela los procesos de memoria histórica en la República Dominicana mediante el uso de la palma real, emblema vegetal instrumentalizado durante la dictadura de Rafael Trujillo. La obra advierte cómo las ideologías fascistas y ultranacionalistas, aparentemente superadas, persisten en nuestro presente.
Por su claridad crítica, fuerza poética y capacidad interpelativa, la pieza pasará a formar parte del Jardín de Esculturas del Museo de Arte Moderno, en la actual Plaza de la Cultura de Santo Domingo, antes propiedad de Trujillo y posteriormente convertida en nodo cultural por Joaquín Balaguer. Uno de los nueve premios igualitarios corresponde a la obra Lo que se saca de raíz, vuelve a crecer, de David Pérez-Karmadavis…” (Laudo de Bienal de Artes Visuales 2025).
Pero… el artículo 8, párrafo 1 de las bases de la Bienal establece:
«Toda propuesta cuya instalación museográfica se componga de materiales perecederos y/o que pueda comprometer o afectar la estructura física y arquitectónica del MAM u otro espacio museográfico seleccionado para su exhibición será desestimada de manera categórica».
¿A qué atenerse? ¿Al laudo o a las bases?
Los hitos
1976: La Bienal se traslada al Museo de Arte Moderno (MAM), garantizando un espacio contemporáneo para su desarrollo. 1979: Se incorpora la fotografía como categoría independiente, bajo la modalidad “categoría libre”.
1998: Inicio de los cuestionamientos: Ada Balcácer, Domingo Liz, Papo Peña Defilló, Gaspar Mario Cruz, Leopoldo Pérez, Félix Gontier y Thimo Pimentel crearon el Grupo Proyecta para protestar por la celebración del Concurso de Arte Eduardo León Jimenes. En el catálogo de la exposición Proyecta Uno, expresaron lo siguiente:
«El propósito de la presente manifestación colectiva es reafirmar la libertad del artista y su repudio sistemático a todo intento de subordinar el arte al comercio y a la propaganda. En consecuencia, defender la integridad de los medios de expresión de que disponemos ante la mala intención de una crítica inconsistente y sometida a intereses económicos y personalistas, que desvían la opinión pública deliberadamente, con fines egoístas y especuladores». (3).
En ese año se elimina el sistema de premios (aunque con el tiempo se retomaría de distintas maneras).
2003: Se amplía significativamente el espectro artístico al incluir performance, acciones plásticas, video y multimedia.
2011: En la cual se exhibieron obras de artistas nacionales y extranjeros residentes; la Bienal reunió 109 obras y se acompañó de talleres, conferencias, visitas guiadas y eventos paralelos.
2015: Dedicada a Fernando Peña Defilló, incluyó una importante revisión de bases tras críticas y protestas del sector cultural. El jurado otorgó el Gran Premio (RD$500,000) al artista Raúl Morilla, por Claustro para el Edén.
2021: Tras una pausa por la pandemia, se retomó en el Museo de Arte Moderno con una ampliación de los formatos a ser aceptados, incluyendo instalación.
2023: Celebrada en el MAM y dedicada al artista Jorge Pineda. Una instalación de Pineda sobre el embarazo de una escolar produce revuelo. Pineda, se evidencia como artista visual de múltiples talentos y dueño de una obra consistente.
2025: Abierta el 30 de agosto y dedicada a la maestra Elsa Núñez, presenta un número de 207 obras. Los premios han distribuido RD3.7millones, incluyendo RD1 millón al Gran Premio, justo merecimiento que hemos comentado arriba.
Hay autoridades conocedoras de las áreas plásticas que han expresado su respaldo a esta plataforma: “La bienal es básicamente el retrato de lo que está pasando con el arte contemporáneo en este instante. Yo la he notado bastante vanguardista». Gamal Michelén, viceministro de Patrimonio Cultural.
Y hay quienes han justificado los laudos conflictivos: Hace 11 años, Jorge Mantilla, artista visual colombiano, comentando la Bienal de Santo Domingo, dijo: “Las artes plásticas y las artes en general se practican para romper estigmas y derribar un pasado anodino y obsoleto”.
Las piedras de escándalo
2009: Las críticas de un grupo de notables artistas a la bienal llovieron: exclusión absoluta de la escultura y de la cerámica, categorías hoy empobrecidas pero existentes. El castigo de la buena fotografía, pues, con pocas excepciones y una fuera de concurso, las fotos admitidas desmienten la calidad, el florecimiento y el avance de la fotografía dominicana. La debilidad y la escasez de las instalaciones; superioridad de vídeos y animaciones, y la performance, al fin reconocida y galardonada. (1)
2013: Medio centenar de artistas visuales, que incluyen al presidente del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos, Clinton López, y al ganador de mención de honor Miguel Ramírez, publican un documento, cinco peticiones:
1-Modificación y actualización de las bases para que las mismas reflejen la realidad sociocultural de las artes visuales en la República Dominicana;
2-Ampliación del número de miembros de jurados de selección y premiación;
3-Mayor y más efectiva participación del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (CODAP) en la organización y supervisión de la misma, así como en la selección de las y los miembros del jurado;
4-Veredictos de rechazo, selección y premiación debidamente formulados y argumentados por parte del jurado sobre las obras concursantes para que se enriquezca el diálogo y debate que la Bienal debe generar sobre las artes visuales y
Mejor administración de los fondos asignados para la Bienal, de forma que no se deje de publicar el catálogo de la misma y además se produzcan registros documentales (DVDs, etc.) de todas las obras participantes. (2)
En esta entrega fue cuando un jurado de selección admitió como obra de arte un arenal sobre el cual había un inodoro con tierra y arena, entendido como obra de arte, instalación que no ganó, pero que fue más comentada y que llevó más público a verlo que el Gran Premio. Como se ve, la palmita de 2025 tiene otros precedentes, todos con sus justificaciones intelectuales por parte de los premiadores.
2021: Se repite la historia ante esta Bienal Nacional de Artes Visuales: En una carta, firmada por más de 60 artistas, manifiestan a las actuales autoridades culturales su descontento general debido a que consideraron que hubo irregularidades en el proceso de selección de obras, entre ellas, propuestas presentadas en otras exposiciones, concursos públicos y privados en el país y en el extranjero, algo que contraviene el propio reglamento de la BNAV». (3) (4).
Relacionado
Be First to Comment