Santo Domingo. – El alcalde del municipio fronterizo de Jimaní, Laureano Santana, expresó su preocupación por la ausencia histórica de inversión pública en la comunidad que dirige, y denunció que el Estado ha mantenido en el olvido a esta zona clave en la frontera con Haití.
Durante su participación en el programa El Despertador, Santana fue enfático al describir el estado de precariedad en que viven los habitantes de su municipio, donde persisten graves deficiencias en infraestructura, servicios básicos y apoyo al desarrollo productivo.
“Los problemas de esta comunidad son bastantes, son muchos, es un pueblo que la inversión pública no está llegando, históricamente casi nunca ha llegado”, afirmó.
Uno de los problemas más urgentes es la electricidad, que según el alcalde, llega de manera inestable, afectando la vida cotidiana y dañando los pocos equipos electrodomésticos que posee la población.
“La luz del sur no la manda por más de media hora, parece un bombillito de navidad, en un momento la luz te puede bajar a 50 voltios, pero te puede subir a 200 en el mismo momento”, denunció, y añadió que esta situación ha causado “un conflicto que el que tiene una televisión o una neverita se le está quemando”.
En cuanto a la agricultura, Santana destacó que, a pesar de contar con tierras fértiles y gente dispuesta a trabajar, la falta de agua y el abandono de proyectos oficiales impiden el desarrollo del sector agropecuario.
“Hay mucha voluntad, la gente quiere trabajar, y ahí están las tierras, son tierras productivas. El único conflicto que hay es que el agua […] se sumerge y no llega donde los agricultores la pueden tomar para irrigar”, explicó.
También reveló que un proyecto de riego aprobado por el Instituto para el Desarrollo del Suroeste (INDESUR) fue paralizado tras un cambio de director, dejando a los agricultores sin respuesta.
“Ese programa como que se ha echado para atrás, y los agricultores ahora mismo están desesperados, porque pensaban que ya en estas fechas ese trabajo hubiera finalizado”.
Finalmente, el alcalde manifestó que Jimaní enfrenta múltiples limitaciones y que su población, estimada en más de 12,000 habitantes, sobrevive en condiciones difíciles por la falta de atención del Estado.
“Nosotros hemos sido un pueblo abatido y prácticamente abandonado”, concluyó.
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