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Afectados buscan refugio tras inundaciones por vaguada


Por: Gabriela Ándujar

SANTO DOMINGO. – Con los pocos ajuares que les quedan a cuestas, varias familias del barrio Juan Valdez, en Villa Marina, buscan refugio tras las inundaciones provocadas por el desbordamiento de una cañada que se desborda constantemente cada vez que llueve.

Solo las fotografías, espejos y cuadros permanecen colgados en las humedecidas paredes de la casa de una pareja con cinco niños, que de repente tuvo que abandonarla, llevándose solo algunas de sus pertenencias en mano.

Un biberón del más pequeño y algunos utensilios de cocina son lo que se puede observar entre el lodo, aún fresco, que cubre el suelo que por años pisó esta familia, ahora refugiada en casa de unos vecinos.

“Mira la esquina del cuadro allá, que ustedes están mirando. Y si a medianoche cae esa agua, ¿qué va a suceder con tantos niños?”, expresó Félix Rodríguez.

Situación similar vive don Félix, quien, con un abanico conectado, intenta secar su único colchón, colocado sobre cinco bloques, para que al menos escurra y poder dormir en él esta noche.

Pero esta escena se replica en unas 85 viviendas afectadas por las inundaciones, tal y como explica Deaily Ramírez, madre de tres menores, a quienes envió donde un familiar para resguardarlos durante las lluvias.

“Cuando llegué de trabajar encontré todo mojado… Queremos que vengan a arreglar esa cañada, porque, en verdad, un día nos va a agarrar el agua durmiendo y nos vamos a ahogar todos”, comentó Deaily Ramírez.

“En mi casa lo único que quedó fueron cinco sillas plásticas. Todo se dañó con el agua. El agua subió hasta los gabinetes de la cocina”, expresó Genny.

Donde antes había tranquilidad, hoy hay desesperación. Y es que cada nube es una amenaza, y cada pronóstico de lluvia es una cuenta regresiva para empezar a recoger.

“Mire, esa agua levanta la tapa del drenaje con la presión… El agua sube por los baños, por los pisos. Entonces, uno vive con los nervios de punta desde que se nubla. ¿Por qué? Porque los desagües del metro son los que han venido a dañar nuestra situación aquí. A intranquilizarnos”, dijo Caraballo.

Este es un problema que, según los moradores, comenzó hace apenas dos años, coincidiendo con los trabajos de la línea 2C del Metro de Santo Domingo, que conectará desde el kilómetro 9 de la autopista Duarte hasta Los Alcarrizos.

“Ha habido una gran remoción de escombros, tierras y esas cosas, y entonces todos esos escombros son arrastrados por las lluvias, lo que va tapando la cañada. Entonces el agua se abre paso, porque por algún lugar tiene que ir, y cuando eso sucede se inundan todas las casas”, explicó Epifanio Florián, uno de los afectados.

Otra vivienda más que sus residentes han tenido que abandonar. Y aunque la CAASD tiene conocimiento del caso, los moradores esperan una intervención urgente antes de que la temporada ciclónica traiga aguaceros más intensos, ya que el proceso que sigue es largo: expropiación, reubicación de personas, demolición de casas y, finalmente, trabajar con la cañada.

Estas no son solo casas: son hogares. Y sus habitantes no son números, son personas que viven con el temor de que la próxima lluvia no solo arrastre escombros, sino que también se lleve vidas.



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